La piel es el mayor órgano del cuerpo que tiene múltiples funciones esenciales; abarcando el rostro y el cuerpo; regula la temperatura corporal, reconoce patógenos para defenderse de ellos, elimina toxinas, se auto repara, es sensible al tacto, al dolor…
La piel actúa como un sistema de comunicación con el entorno. Pero no sólo eso, también es nuestra carta de presentación, ya que deja ver rasgos relacionados con nuestra edad y salud.
Por eso debemos proteger la piel, alimentarnos e hidratarnos bien, y cuidarla con productos específicos para mantenerla en óptimas condiciones.
Existe un factor que le influye, y que está en nuestra mano cambiar: la limpieza de rostro.
Con el fin de prevenir todos los efectos dañinos que afectan a la piel (externos e internos), la base de cuidados en la limpieza de rostro. Un gesto consciente que cada vez es más importante porque es el primer paso para hacerte lucir bella y saludable. Con la limpieza podemos mantener la piel en un estado constante, reparar y mantener su función, y mantener su equilibrio, especialmente si realizamos una limpieza profunda.
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